La expiación
Seguramente ella le pedirá que le ponga una mano encima: "Poneme una mano encima y dejame marcas". Le pedirá que la toque y le deje una llaga. Una llaga que burle las trampas de la memoria. Que cada vez que otro la toque, ella pueda recordar que ha sido él quién la ha quemado con su tacto. Dejame una herida que no cicatrice nunca. Quemame, tocame, herime son los verbos que ella utilizaría en su ruego. Y él no sabría si ha sido un ruego o una orden.
Las órdenes casi siempre terminan siendo ruegos. Besame mucho. Eso le diría, en todos los idiomas posibles. Pero no Bésame mucho, como rezaría el bolero. Sino "besame", besame mucho, sin acentos. Ella detesta el sexo sin palabras, así que haría gala de toda su elocuencia, de toda su retórica, un borboriteo de palabras en los oídos de él. Ella susurrando, ella gimiendo, ella clamando, ella ella ella... ella al fin con el cuerpo invadido por su sexo. Un cuerpo que ha esperado durante mucho tiempo, un cuerpo sobre, debajo, de lado, un cuerpo lejos, cerca, explorando toda la ¿proxemia?, absolutamente todas las posibilidades de cercanía o distancia.
Le pediría que le deje su perfume impregnado en los pliegues de la piel, los pliegues que conservan tan bien los perfumes. Llevaría su perfume como un peso, como un abrigo de piel. El tendría todo su cuerpo ahí cerca de sí mismo, un cuerpo plausible y deseado desde hace mucho tiempo. Desde hace muchas vidas. Tal vez mucho antes de existir como individuo, tal vez mucho antes de participar de la historia. Ellos se han deseado así, cerca, desnudos. Ella le preguntaría si la desea. Y él respondería que sí. Ella preguntaría si le gusta. Y él respondería que sí. Ella le preguntaría si quiere que sea así, de ahora en más. Una realidad nueva. Y el diría que sí. Ella le pediría que le haga el amor otra vez. Y otra, y otra. Y él, aún sin entender si es una súplica o una orden, sólo concedería deseos.
¿Quién sabría quién concede y quién recibe? ¿Quién humildemente ofrece y quién humildemente acepta? Así funcionaría el deseo de ellos. Un deseo mutable. Y transferible. Él le iría enumerando todas las posibles escatologías que espera de ella. Y ella iría asintiendo, así, así... eso es. No hay nada más. Nada que no pueda volverse material. Empírico. Mi deseo es tu deseo y la satisfacción de tu deseo. Y vos, así debes permanecer, con los ojos cerrados, con la piel casi desgarrándose, con el sexo tenso, haciéndome llagas. Que sea todo como un desatino. Como arrancar frutas de los árboles, como asesinar...
Después, posiblemente, ellos tomarán conciencia del espacio, del tiempo y de lo que han modificado. Los amantes han modificado al mundo.
Por Camila Sosa Villada, actriz y escritora de la Ciudad de Córdoba.
15 de septiembre de 2007
Fuga Jurásica 9




El 8 y 9 de septiembre se llevó a cabo en el Museo Nacional de Ciencias Naturales la novena edición del festival de arte multimedia experimental "Fuga Jurásica". Bajo el lema de "experimentar es bueno" el grupo Fuga, liderado por Luis Marte, recontextualizó el ambiente del museo, creando un ambiente único y ambigüo donde la prehistoria se cruza con la contemporaneidad.
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